El esplendido asombro del Asesor Maus

15/02/2019 Por: Luis Marval

Todos hemos oído el anglicismo que procede de una metáfora, think outside the box (piensa “fuera de la caja”), y se refiere a utilizar un pensamiento que vaya más allá de lo obvio, mirar más lejos, rechazar el paradigma aceptado, generando nuevas ideas y aquí aparece la clave: la creatividad, el sacar algo de la nada. Descubre el pensamiento creativo y descubrirás una nueva forma de plantear tareas y soluciones originales y muy válidas.

A continuación, presentamos una moraleja empresarial que tiene lecciones aplicables a nuestra realidad profesional y personal, tiene implícito dos mensajes, por un lado, se demuestra que con creatividad se soluciona de manera fácil un problema y por otro, deja ver que todo incumplimiento tiene una consecuencia.

El relato
Esteban era dueño de su propio negocio y durante los últimos meses había detectado problemas continuos de puntualidad entre sus empleados. Se realizaron reuniones de equipo para tratar el tema y todos parecían estar de acuerdo con la necesidad de arreglarlo, aunque a la hora de la verdad los cambios eran insignificantes.

Ante la imposibilidad de cambiar la situación, pensó en contactar a un asesor externo llamado Maus, conocido por dar soluciones creativas y funcionales. Cuando Maus llegó a la empresa no realizó muchas preguntas, pero finalmente pareció obrar un auténtico milagro.

La reunión
Maus entró en el despacho del empresario mientras observaba las paredes, como si estuviera buscando algo, y tras un saludo cordial se sentó esperando que le recordaran el motivo de la consulta. Esteban comenzó a relatar el problema ante el silencio de su interlocutor:

E. Como le comenté por teléfono, llevamos varios meses con un problema de puntualidad entre los empleados. El horario comienza a las 9 y es importante que todos estén en sus puestos, pero, aunque los trabajadores lo comprenden parecen no hacer nada al respecto. Creo que el horario es bueno, la empresa está bien situada y las vías de acceso carecen de grandes problemas de tráfico…

Interrumpió el Asesor mientras escuchaba.

M. Si, y tienen un amplio estacionamiento propio en la trasera del edificio donde he podido aparcar sin problemas.

E. Efectivamente, lo pusimos porque, aunque esta no es una calle principal, existen muchos problemas para encontrar aparcamiento por la mañana. Total, para lo que ha servido… ¡a mí ni siquiera me hace falta! Vivo aquí al lado. Parece que no es un problema de este tipo sino más bien algún problema de control, de autoridad, de motivación… me han dicho que es muy bueno dando soluciones creativas… y yo no sé qué más hacer.

M. Entiendo. ¿Qué tamaño tiene la nómina?

E. Son 15 – Mientras lo decía, Maus sacó una libreta y pareció anotar el dato.

E. ¿Quiere que hablemos con algunos empleados?

M. No hará falta.

E. ¿Me intenta decir que va a solucionar el problema sin hablar con los trabajadores?

M. En unos días notará una mejora en la puntualidad de gran parte de la nómina.

Esteban le explicó que aquella forma de actuar le parecía muy extraña y que no pagaría sus honorarios hasta no ver algún tipo de actuación o resultado, pero Maus simplemente le dijo que lo entendía y que le llamara cuando notara la mejora.

El milagro

El empresario pensó que el asesor le había tomado el pelo o que simplemente se veía incapaz de ayudarle. De hecho, la puntualidad empeoró durante los primeros tres días, aunque de forma casi milagrosa experimentó una mejora notable en las jornadas siguientes. Esteban esperó para comprobar si era un cambio persistente.

Solo entonces llamó a Maus y le contó lo que estaba pasando. No podía aceptar que fuera cosa de magia, así que le pidió que le explicara lo que había hecho. Si no veía la lógica tendría que pensar que fue por la acción particular de los empleados.

M. Señor, es muy sencillo. Cuando fui a su despacho usted me dijo que la empresa estaba bien situada, que no tenía mucho tráfico y que el horario era bueno… y por lo que vi, me decía la verdad.

E. Por supuesto.

M. Además, la empresa cuenta con un amplio estacionamiento. ¿ha contado usted el número de plazas? Es muy cómodo ir.

E. Disculpe, no entiendo por dónde va. ¿Me puede decir cómo ha logrado terminar con el problema de puntualidad? según usted, claro…

M. Si baja usted al estacionamiento podrá ver que he colocado conos y cintas de obra en una pequeña parte de él. Tenía 60 puestos para 55 empleados, ahora tiene 45.

E. ¿Cómo? No me joda.

Con el cambio, los trabajadores se daban prisa para asegurarse un puesto, porque de no lograrlo tendrían que buscar sitio por la zona. Maus le habló de causas y consecuencias, así como del acomodamiento.

Aceptó que no había aplicado una buena solución, pero aclaró que resultaba una importante lección para el empresario: “el incumplimiento de las normas internas de la empresa debería ir acompañada de algún tipo de consecuencia.” Y para solucionar este problema el asesor no necesitaba hablar con los empleados, sino abrirle los ojos al empresario. Claro que este solo pudo desternillarse de risa y añadir: está usted como una cabra, señor Maus.

Si ejercemos nuestra creatividad y trabajamos para desarrollarla, aprenderemos que ninguna puerta está cerrada para nosotros, desarrollemos lo que nos dejó A. Einstein : “La creatividad es la inteligencia divirtiéndose”.